Llegamos a primera hora de la mañana a San Benedetto del Tronto, no nos atendía nadie por teléfono, fue un lío. Es la marina más costosa de todas en las que entramos, y no es nada especial, tampoco son muy atentos, en Ancona tampoco; eso si, el pueblo es precioso. El lugar más económico, donde mejor nos atendieron y con mejores instalaciones es Fano, es la mejor marina de todas en las que estuvimos.
Nos visitó Sandro, hermano de Ubaldo espeso de Silvia, fuimos a visitar a su mamá, una señora de 92 años encantadora, simpatiquísima, se puso muy contenta de que la haya ido a saludar. En la casa de Ubaldo y Silvia estuve diez días de reposo, encantadores.
A la noche vino Antonio Herrera, un muchachito que había navegado con Patricia Brizuela, que es de San Martín de los Andes, nieto del dueño de la hostería Hua Mum, famosísima, charlámos muchísimo, lo invité a cenar y se quedó, simpatiquísimo, bebimos unos proseccos y la pasamos muy lindo.
Va foto del jardincito que tengo en el barco, romero y menta, romero para cocinar y menta para el té, le voy sacando hoja tras hoja y pronto voy a tener que reponer la planta.
Estamos bien con Furio, acomodándonos, yo estoy fenómena de la espalda, no me duele nada; eso si, me duelo todo el resto, las articulaciones, los músculos, parece mentira seis meses de reposo como se hacen sentir, poco a poco voy recuperándome y tomando más fuerza, sobre todo en las piernas para subir sin sostenerme, es cuestión de training.
La costa es preciosa, verde, muy linda salvo cada tanto que aparece un mamotreto de cemento.