Contra la corriente

A los 66 años, Aurora Canessa cruzó el Atlántico en soledad, a bordo de un velero. Este es el diario de ese recorrido, en el que la espiritualidad y la perseverancia se impusieron a los miedos y las contingencias

Por Florencia Vidal | Para LA NACION

Aurora Canessa es sinónimo de proeza y perseverancia. Esta navegante argentina, de 66 años, cumplió, luego de dos meses, con su sueño de cruzar el Atlántico en solitario a bordo de su velero Shipping. Se enfrentó a numerosos desafíos físicos y espirituales, y hoy, en tierra firme, le agradece a la vida y se prepara para su nuevo proyecto: vivir un gran amor con el hombre que quedó esperando en Buenos Aires. A través de su página Web y de varias charlas con LNR, vía teléfono satelital, Aurora relató cómo fue su loca y valiente travesía, que aquí se reconstruye a modo de diario.

 
22 de febrero de 2011
Reflexión sobre el viaje… qué loco este viaje hacia adentro…, hacia los afectos, el amor. Abrir el corazón al amor, a la vida, a la mar…

30 de abril. Nota de despedida
Amigos: el lunes 2, a las 10 de la mañana, zarparé de St. Maarten a cruzar el Atlántico…

Son 3550 millas náuticas, de navegar mirando el cielo día y noche, charlando sólo conmigo, buscando mi ser… Voy a desplegar las velas que son mis alas y voy a volar…, sintiéndome libre y disfrutando mucho, porque estoy cumpliendo mi sueño. Me acompañan todos mis seres queridos, los que están y los que partieron antes. Y volveré siendo una persona mejor.

2 de mayo
Los dos estamos una pinturita, mi querido Shipping tiene todo en orden y yo tranquila, disfrutando y gozando esta travesía. Al poco tiempo de zarpar de St. Maarten ya no vi a nadie, ni cerca ni lejos.

Estuve durante cinco años haciendo un camino interior para poder hacer este viaje. Y pude partir una vez que estuve en sintonía y equilibrio conmigo misma, una vez que estuve en mi centro. Porque antes tenía tantos palos en la rueda que no me permitían hacerlo.

3 de mayo
Estoy algo cansada, voy a tratar de dormir de día cuando tenga un panorama más amplio de mi situación respecto de posibles barcos en mi derrotero. Voy a comer algo más suculento que me dé más energía.

De noche tengo que estar mucho más atenta. Entonces, si duermo, me despierto cada hora, automáticamente. Tengo un reloj biológico que se hizo solito. Me despierto y miro todos los elementos que tengo para ver si vienen barcos. Eso me permitió no tener rumbo próximo a colisión con un par de buques.

Lo que me impresiona es cuando salgo afuera y no veo nada. Todo negro. Cuando está nublado o no hay luna no veo ni el agua. Estar navegando en un pozo negro es impresionante.

4 de mayo
Las novedades no son buenas, porque me quedé sin motor.

6 de mayo
Estoy un poco aburrida.

8 de mayo
Me visitan cientos de delfines.

9 de mayo
Debo de tener fiebre, me duele mucho el oído izquierdo y la garganta.

10 de mayo
Puse el CD de música celta que me regaló mi hermano, recé, medité y me siento muy bien.

11 de mayo
No tengo miedo ni estoy asustada y estoy bien de ánimo, pero cuando siento este caballo desbocado subiendo y bajando y el ruido de las olas que rompen sobre el barco me impresiono mucho. Estoy preocupada porque se rompa algo. Si tuviera miedo, no habría encarado esto. Cuando el viento sopla mucho y las olas pasan por arriba permanentemente, el barco se estremece y tiembla todo. Y yo estoy acá, en el piso, sentada o acostada en una colchoneta, porque si estoy parada me golpeo. Entonces estoy en el piso leyendo, controlando la navegación.

Un inmenso cabo enredado en la hélice era el problema en el motor.

Estoy volcándome a la alimentación ayurveda y dejando de lado la comida enlatada. Mi amiga Yanko me habló de la importancia de la alimentación y su influencia en el estado de ánimo.

13 de mayo
Voy viviendo el presente, si bien calculo estrategias, voy actuando según las circunstancias del momento, el futuro es ilusión. El futuro no se puede prever. Y así es la vida también. Una cosa es decirlo o leerlo, pero vivirlo y sentirlo adentro tuyo no es fácil. Este es un viaje hacia el interior, es un viaje muy emocional y espiritual. Yo nunca recé tanto. Cuando hay momentos de peligro, inmediatamente tengo el rosario de mi mamá y rezo.

Tenía la oreja pegada al piso y escuchaba el agua y cómo golpean las olas, y eso impresiona muchísimo y pensaba que con la próxima ola el barco se iba a desarmar, a partir. Y llegó un momento en que no aguanté más tanta presión y desde ahí grité. El grito me salió de las entrañas, de las tripas. Yo odio gritar, pero me salió un basta, no me golpeen más el barquito. Les hablé a las olas y empezó a bajar el viento. Con ese basta me quedé en paz.

15 de mayo
Estoy muy feliz, estoy en el puerto de St. George. Estaba esperándome un grupo de argentinos con una inmensa bandera celeste y blanca.

Ante mi compromiso de decir toda la verdad y aun sabiendo que voy a recibir retos y críticas, les cuento que en navegación perdí mi fondeo, el ancla, los 30 metros de cadena y todo el cabo menos 5 metros. Es factible que esto sea lo que se enredó en la hélice. Cuando me pasó lo del motor me dije ¿y ahora qué hago? No tengo viento, no tengo motor, o sea, no me puedo desplazar ni para atrás ni para adelante. Me voy a quedar sin baterías, o sea, todo mal. Pero nada más cierto que lo que dicen las abuelitas de que la necesidad hace herejes. Empecé a toquetear y gracias a que mis amigos están al pie del cañón, por el teléfono celular me iban dando instrucciones de cómo tenía que hacer y, paso a paso, con mucha paciencia y tolerancia, porque si yo no lo arreglaba no salía de ahí, arreglé el motor. Después de eso, estoy mucho más confiada y más tranquila en cuanto a mis capacidades de supervivencia.

22 de mayo
Me cuesta partir de Bermudas, los apegos del amor y la amistad son los más fuertes para mí. Zarpo tranquila sabiendo que voy a lo desconocido, pero con una fe muy profunda de que voy a llegar… adonde tenga que llegar. Me acompañan todos ustedes con su intención y buena onda.

24 de mayo
Rezo el rosario mientras las olas golpean. Les rezo a los seres que ya no están, a mi mamá, a mi papá, además de a Dios y a su madre. Yo sé que estoy protegida y que voy a llegar. La fe es muy importante y te da paz.

26 de mayo
Me quedé profundamente dormida y cuando me desperté me enojé por las millas perdidas. El viaje me sirve para conocer mi esencia y parar la mente. Estar sola no es mi problema, el cansancio tampoco. Como y duermo bastante bien. Lo más difícil de llevar es la ansiedad. Es la mente, porque la mente te traiciona y te va comiendo la oreja por las cosas del pasado o del futuro. La mente es un enemigo para mí, porque empezás a pensar cosas que pueden pasar. Empiezo a pensar en todo lo que me falta y ahí me da un fuerte dolor de estómago. Y esa es la mente. No voy a decir que me desespero, pero me agobia un poco pensar en todo lo que me falta y lo lento que voy. Y voy lento porque mi barquito es pequeño. Entonces, estoy haciendo un curso intensivo de paciencia, paciencia.

27 de mayo
Persiste el dolor de estómago. Hago reiki para aflojarlo y estoy racionando las pastillas para la acidez.

29 de mayo
Calenté al sol cinco litros de agua en una bolsa y me di un baño, incluyendo champú en el pelo.

31 de mayo
A las 5.30 amaneció y tenía un día espectacular, sin olas, sol pleno. Pude limpiar, tomar sol. Pude disfrutar de mi barco desde afuera; hasta ahora no lo había hecho, porque desde que salí tuve viento de trompa y fue muy riguroso todo lo que hice. Y grité con los brazos abiertos, tomando todo el aire. Grité, pero de agradecimiento a Dios, a la Virgen, a mi familia, mis amigos, a mi amor, que aunque no quería que hiciera el cruce sola me ilumina y da fuerzas todos los días. Todos los temporales, las olas, los golpes, valieron la pena por este momento sublime, maravilloso que estoy pasando.

3 de junio
El día es espectacular, no hay olas, el ritmo de las ondas largas y tendidas, acompañadas por la música celta de las hadas, que me regaló mi hermano, hacen este momento muy especial.

4 de junio
(…) Tengo la sensación de que es como cuando te enamorás, que todo lo ves distinto, estás más abierto a todo. Es como si todos los sentidos estuvieran más a flor de piel, los colores me parecen más brillantes, disfruto más de cada acorde de la música de Piazzolla, Goyeneche o Troilo, que me recuerda a Buenos Aires y me calienta el corazón. Y hasta saboreo más una rica comidita que pueda prepararme. Estos cambios profundos se dan cuando uno está solo. Esto me da más fuerza, potencia mi valor. Lo que pudo parecerme imposible se hace realidad. No me importa el día ni la hora. Lo más importante es disfrutar.

5 de junio
Me inquieta el tema del temporal que predicen para el viernes. Es como cuando te vas a sacar una muela que sabés que te va a doler.

6 de junio
Estoy preparándome por si se da esa situación tan delicada. Me preocupan las olas que se formen. Preferible prevenir que curar. Reviso todo lo que es necesario tener a mano en una situación de emergencia, incluso el bolso de desembarco.

8 de junio
Estoy atrapada entre dos frentes, uno por proa y el otro por detrás. Los cálculos no son muy optimistas. Estoy rezando más rosario que de costumbre. Si me ayudan en las plegarias, les estoy muy agradecida.

Mis amigos meteorólogos están full time viendo los centros que se van formando. Entonces, desde hace tres días estoy navegando en zigzag, porque adelante tengo un temporal brutal, pero atrás hay otro. Parece una partida de ajedrez.

Soy consciente de que si me alcanza uno de estos frentes puedo estar en problemas. Tendría que timonear el barco de pie y estaría agarrada por arneses para no caerme. Lo peor sería que el barco se dé vuelta y yo quede abajo sin poder soltarme. Me asusta golpearme en la caída.

Todo el mundo me dijo que mi barco es muy chico para hacer una navegación oceánica. Es un barco de plástico, muy liviano. Pero es lo que mis posibilidades económicas y físicas me permiten. Soy consciente de mis limitaciones.

9 de junio
El temporal de proa ya no es problema. Apagué el motor y recé un rosario agradeciendo a todos por haberme acompañado en sus plegarias. Confío plenamente en el poder de las oraciones. Por ahora, todo va bien. Pero por las dudas, si me agarra alguno de refilón, como decía mi papá., en la cancha se ven los pingos.

11 de junio
Que se prepare el supermercado de Azores, porque lo voy a vaciar. Creo que bajé mucho de peso. Es como haber ido a un spa.

14 de junio
Estoy a 8 millas de Marina da Horta, Azores. Tengo la vista de todo Faial, el volcán, las casas, el verde que hacía rato no veía. Es una emoción extraordinaria. En un par de horas estoy tomando amarras.

22 de junio
Anoche fue la despedida con todos los amigos de Azores, que son muchos. Me voy de este puerto con la alegría de haber conocido a mucha gente que me recibió con el corazón. Así es la vida del marinero. Toca puertos, conoce gente, deja afectos y después parte.

23 de junio
No pude dormir en toda la noche. Estoy muy cansada, más que nunca. Me duele todo., los brazos, los codos.

25 de junio
No hay barcos en la zona. Anoche me permitió dormir en el camarote de popa, más cómoda. Puedo estirarme y aflojar el cuerpo. Espero que me sirva para descontracturarme porque me duele todo.

Hoy, con mucha energía, me encargué de levantar los pisos, lavarlos con agua dulce y secarlos. Me bañé con agua caliente, me lavé el pelo e hice la manicura. Recibí muchos mensajes que me dan ánimo, en especial uno que dice vamos carajo todavía. Hablé con mi amiga Yanko, me reconforta y me acerca a lo que más quiero, mis seres queridos.

Como cuando fui a Malvinas, en el 92, con este viaje recibo tanto cariño de tanta gente que no conozco y de mi familia y amigos, y eso es muy reconfortante.

No busco el halago y el reconocimiento, pero sí me interesan los lindos sentimientos. A mí no me interesa ser la primera mujer en nada y no quiero darle un sentido exitista a este viaje porque no lo tiene.

26 de junio
Hoy era un día muy tranquilo. Me pude hacer un bizcochuelo de chocolate. Hasta que a las 16 entró un sifonazo. Ahora soplan 20 nudos del NE. No sé por qué, pero este viento ruge. Otra vez, a dormir en el piso. Está lloviendo y hace mucho frío.

1 de julio
Anoche la pasé muy mal, olas de cuatro metros. El palo pega unos chicotazos aterradores. Me da miedo. Me agarró un espasmo con descompostura y mucho dolor de estómago. Me acosté en mi cucha del piso, me abrigué y un par de horas después, aunque estaba totalmente agotada, tomé fuerzas y bajé la vela.

2 de julio
Según el GPS faltan 133 millas. Según los cálculos, estaría pasando la autopista de barcos esta noche con unas seis horas de oscuridad. El radar con mi posición funciona bien, pero los buques no ven que se trata de un velero y, a veces, me cuesta que me identifiquen. Mi inglés a lo Tarzán es totalmente limitado.

Descubrí qué es lo que me da dolor de cabeza y me revuelve el estómago. Hace años tuve una fuerte intoxicación cuando estaba plastificando el barco y quedé sensible a todos los derivados del petróleo. Ahora estoy durmiendo junto a trece bidones de veinte litros de gasoil cada uno. El barco, cerrado para que no entre agua y se mantenga templado. Anoche salí a tomar aire fresco y mejoré mucho.

3 de julio
¡Sueño cumplido!

A las 17 horas de Argentina, 21 de Portugal, pisé tierra continental europea. El calor y el cariño con que fui recibida en la Marina de Cascais es lo que cualquier navegante, que acaba de atravesar el océano en solitario, espera recibir. El director de la Marina me recibió con los brazos abiertos y con una sonrisa me dijo: Aurora Canessa, bienvenida a Europa, bienvenida a Portugal y al puerto de Cascais.

Mi propósito no es dejar un mensaje. Lo único que hago es lo que hago. (…) Yo hice esto porque quise y porque pude hacerlo y, como decía Mercedes Sosa, le agradezco a la vida que me está dando tanto y que me permitió lograr este loco sueño.

La famosa pregunta de mi vida es ¿y ahora, qué? Bueno…, ahora voy a disfrutar de todo el amor que produjo este viaje, del amor de mis amigos, de mi familia, de todos los que me acompañaron y del amor del hombre que me está esperando. Ese ahora es mi proyecto y mi desafío.

UNA VIDA LLENA DE HITOS
Aurora Canessa tiene 66 años y es navegante, pescadora y periodista.
En 1992 viajó a las Islas Malvinas y entregó 300 cartas con mensajes de niños argentinos para niños malvinenses.
En 1999 ganó las 500 Millas del Río de la Plata, una de las regatas más exigentes que se corren en esas aguas.
Acaba de cruzar el océano Atlántico en soledad, a bordo de un velero. Partió desde St. Maarten el 2/5/2011, con escalas en Bermudas y Azores. Llegó a Cascais, Portugal, el 3/7, tras recorrer 6575 kilómetros.

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